Día 16 : De Bacalar a Mahahual

Dejamos el Kuuch K’aanil por la mañana para irnos a Mahahual. Estábamos relajados porque no tendríamos que cargar las motos ya que Gabriel, el hermano de Charly, rentó un coche y podríamos echar todo ahí. Pero después vimos que era uno de esos coches pequeñitos donde no cabe nada, entonces ni modo, a poner todo otra vez en las motos.

Por cierto, en Mexico la gente no le hace tanto caso a estas motos. Por ejemplo, creo que a Paul, el gerente del Kuuch que salió a despedirnos, le llamó más la atención el Atos que estaba estacionado al lado.

Y es que de alguna forma las Royal Enfield son parte de la cultura popular de ingleses y americanos, algunos jóvenes y otros no tanto (y Belice está lleno de unos y otros). O tuvieron una, o crecieron conociéndolas o conocen a alguien, y cuando ven una Royal en un lugar inesperado, les dan ganas de platicarnos.

Los demás que nos han preguntado son los entusiastas de las motos. Los demás sólo voltean porque se ven antiguas o porque nos ven viajando.

A todos los demás les da absolutamente lo mismo. En México este último grupo es la gran mayoría. Ni modo. En el libro que trajo Paty, ese donde se analiza la personalidad de la gente, yo creo que caigo en el número 3 ¿o 2?, esos que siempre necesitan atención de los demás, jaja.

Regresando a nuestro trayecto. Salimos del hotel y nos fuimos a conocer el Gran Cenote Azul. Como formación natural está impresionante, se parece al que está conectado a la laguna pero es más grande y no se conecta con la laguna. Respecto a cuándo se formó, Charly dice que por lo menos hace 8 años, porque la vez pasada que vino, ya estaba. Hay que investigar.

A mi en lo personal me gustan mucho los escenarios naturales más vírgenes, digamos. Por ejemplo, este no me gustó tanto porque alrededor del gran cenote, como si fuera alberca de balneario, hay mesas de plástico y sombrillas de cerveza Corona, y un restaurant medio informal.

Le quita identidad al cenote. Se ve mucho mejor en las fotos aéreas que vi después en internet.

Nos fuimos con dirección a Mahahual y por el sol y calor intenso, decidimos pasar las chamarras al coche (esas sí cupieron) y nos retrasamos un poco a comprar gasolina y algunas cosas. Los demás se adelantaron a Mahahual. Nunca pensamos que, de la nada, empezó una tormenta y frío que nos mojó más que aquel cuando entramos a Guatemala.

Así que una hora después llegamos a Mahahual. Mojados. Ahí ya había salido el sol.

Llegamos al hotel, en la parte más alejada del pueblito. Un hotel pequeño, puesto por italianos, que se llama Luna de Plata. Es un buen lugar para llegar. La comida es muy buena, el servicio igual, y aunque la playa, el restaurant y las zonas comunes están muy bien, los cuartos tal vez quedaron a deber un poco.

Nos instalamos, nos secamos y nos fuimos a conocer el pueblito. Se puede caminar en unos 20 minutos y tiene un aire de pueblo de pescadores muy relajado y tranquilo. A diferencia de Caulker aquí si hay playas, pero el mar es igual de tranquilo por la barrera de coral.

Y las vistas del Caribe son mejores de lo que esperaba yo. Me gustó mucho, pero no tanto como Caulker.

Mahahual es un lugar que funciona (una gran parte del comercio turístico) porque es la parada ‘Costa Maya’ de los cruceros del Caribe. Y cuando no hay crucero (y el de hoy ya se había ido), no hay nada abierto. O casi nada. O cajeros que funcionen. O el Sr. Frog’s.

Entonces nos dimos cuenta que estábamos planeando mal. Nuestro plan de actividades en Mahahual se debe hacer cual si fuéramos pasajeros del crucero. Todo de 8 a 5.

Y cuando el crucero zarpe y el Sr. Frog’s cierre, nosotros nos vamos de regreso al hotel.

Así lo haremos mañana.

– Tavo